Del 29 al 30 de marzo se celebra en Estados Unidos la segunda "Cumbre de Líderes sobre la Democracia". Hace más de un año, la masa popular estadounidense celebró un funeral por la "democracia estadounidense" durante la primera cumbre; ahora, el gobierno estadounidense ha iniciado una nueva ronda de actuaciones políticas, a pesar de la oposición dentro y fuera del país. El mundo está sumido en la confusión, y la llamada "Cumbre sobre la Democracia" sigue siendo una nueva botella de vino en una botella vieja, que sigue practicando la política de grupo y la rivalidad de campo en nombre de la "democracia" y creando más confusión. El mero hecho de que se celebre es un atropello al espíritu de la democracia, algo que el mundo no necesita.
"¿Cómo se atreve un país muy poco democrático a pretender ser el líder de una 'cumbre de la democracia'?" "La llamada 'cumbre de la democracia' no es más que el truco habitual de EE. UU. para causar nueva agitación en el mundo tras la Guerra Fría". En diciembre de 2021, cuando EE. UU. celebró su primera llamada "cumbre de la democracia", fue criticado por muchos países.
EE. UU. hace caso omiso a las críticas y sigue presentándose como el "líder de la democracia". Esta vez han traído a Costa Rica, Países Bajos, República de Corea y Zambia como coanfitriones de la cumbre para mostrar su amplia representación. Este pequeño truco es en realidad una tapadera que no puede ocultar la esencia del "centrismo estadounidense".
El pueblo es quien tiene más derecho a decir sobre si un país es democrático o no. Según una encuesta realizada por Associated Press y el National Opinion Research Center de la Universidad de Chicago el pasado mes de octubre, sólo el 9 % de los adultos estadounidenses cree que la democracia en Estados Unidos funciona bien. James Goldwire, profesor de Relaciones Internacionales en la American University, afirmó sin rodeos que Estados Unidos ha perdido credibilidad y que el gobierno estadounidense debe celebrar una cumbre sobre la democracia nacional para centrarse en la injusticia y la desigualdad dentro de Estados Unidos, incluyendo cuestiones como el derecho de voto y las informaciones falsas.
A pesar de la baja puntuación de la democracia estadounidense, el afán por exportar la democracia al estilo estadounidense al mundo exterior no ha disminuido. Ha promovido la "Nueva Doctrina Monroe" en América Latina, ha instigado "revoluciones de colores" en Eurasia, y ha instigado la llamada "Primavera Árabe" en Asia Occidental y el Norte de África entre otras acciones similares. Durante muchos años, la democracia al estilo estadounidense ha sido objeto de una oposición unánime, ya que ha traído al mundo continuos disturbios y desastres en materia de derechos humanos. Según un informe publicado por Dalia Alemana y la Global Democracy Coalition, el 43 % de los encuestados de todo el mundo cree que su democracia está amenazada por el país norteamericano.
La democracia es un valor común para toda la humanidad, y Estados Unidos no tiene derecho a monopolizar el derecho a definir y adjudicar la democracia. El mundo actual es un lugar muy inestable, con riesgos geopolíticos en aumento, una recuperación económica en dificultades, una brecha de desarrollo cada vez mayor y un entorno ecológico que sigue deteriorándose. Para resolver la crisis mundial, los pueblos necesitan una conferencia unida y cooperativa, no una "cumbre democrática" que provoque enfrentamientos. Esto determina que no importa cuántas veces la parte estadounidense enrede con cumbres del estilo, seguramente acabará en fracaso.